ISAAC
NEWTON
El físico y matemático británico
Isaac Newton es la figura culminante de la revolución científica de los siglos
XVI y XVII. Las investigaciones de Newton cubrieron un amplio abanico de
fenómenos: realizó estudios de óptica, mecánica, matemáticas e incluso
alquimia. En el terreno de la óptica, sus experimentos con el prisma le
permitieron demostrar que la luz blanca se compone de radiaciones de colores
cuya refractabilidad es distinta; sus teorías sobre la naturaleza de la luz,
que no estuvieron exentas de controversia y ocasionaron disputas con el
conocido científico Robert Hooke, permitieron fundamentar la óptica moderna.
Igualmente importante fue la aportación de Newton a las matemáticas. A partir
de las técnicas cartesianas para el trazado de tangentes, desarrolló un
algoritmo de cálculo diferencial aplicable a las curvas algebraicas. Pero sus
mayores logros tuvieron lugar en el campo de la física, en el que logró una
síntesis de la física terrestre y la mecánica celeste que mantendría su
vigencia hasta principios del siglo XX.
Isaac Newton nació
en las primeras horas del 25 de diciembre de 1642 (4 de enero de 1643, según el
calendario gregoriano), en la pequeña aldea de Woolsthorpe, en el condado de
Lincolnshire. Su padre, un pequeño terrateniente, acababa de fallecer a
comienzos de octubre, tras haber contraído matrimonio en abril del mismo año
con Hannah Ayscough, procedente de una familia en otro tiempo acomodada. En junio de 1661, Newton fue admitido en el Trinity College de
Cambridge, y se matriculó como fámulo, ganando su manutención a cambio de
servicios domésticos, pese a que su situación económica no parece que lo
exigiera así. Allí empezó a recibir una educación convencional en los
principios de la filosofía aristotélica (por aquel entonces, los centros que
destacaban en materia de estudios científicos se hallaban en Oxford y Londres),
pero en 1663 se despertó su interés por las cuestiones relativas a la
investigación experimental de la naturaleza, que estudió por su cuenta.
Fruto de esos esfuerzos
independientes fueron sus primeras notas acerca de lo que luego sería su
cálculo de fluxiones, estimuladas quizá por algunas de las clases del
matemático y teólogo Isaac Barrow; sin embargo, Newton hubo de ser examinado
por Barrow en 1664 al aspirar a una beca, y no consiguió entonces inspirarle
ninguna opinión especialmente favorable.
Al declararse en Londres la gran epidemia
de peste de 1665, Cambridge cerró sus puertas y Newton regresó a Woolsthorpe.
En marzo de 1666 se reincorporó al Trinity, que de nuevo interrumpió sus
actividades en junio al reaparecer la peste, y no reemprendió definitivamente
sus estudios hasta abril de 1667. En una carta publicada póstumamente, el
propio Newton describió los años de 1665 y 1666 como su época más fecunda de
invención, durante la cual pensaba en las matemáticas y en la filosofía mucho
más que en ningún otro tiempo desde entonces.
A su regreso definitivo a
Cambridge, Newton fue elegido miembro becario del Trinity College en octubre de
1667, y dos años más tarde sucedió a Barrow en su cátedra. Durante sus primeros
años de docencia no parece que las actividades lectivas supusieran ninguna
carga para él, ya que tanto la complejidad del tema como el sistema docente
tutorial favorecían el absentismo a las clases. En 1664 o 1665 había hallado la
famosa fórmula para el desarrollo de la potencia de un binomio con un exponente
cualquiera, entero o fraccionario, aunque no dio noticia escrita del
descubrimiento hasta 1676, en dos cartas dirigidas a Henry Oldenburg,
secretario de la Royal Society; el teorema lo publicó por vez primera en 1685
John Wallis, el más importante de los matemáticos ingleses inmediatamente
anteriores a Newton, reconociendo debidamente la prioridad de este último en el
hallazgo.
El primero en oponerse a sus
ideas en materia de óptica fue Robert Hooke, a quien la Royal Society encargó que
informara acerca de la teoría presentada por Newton. Hooke defendía una
concepción ondulatoria de la luz, frente a las ideas de Newton, precisadas en
una nueva comunicación de 1675 que hacían de la luz un fenómeno resultante de
la emisión de corpúsculos luminosos por parte de determinados cuerpos. La
acritud de la polémica determinó que Newton renunciara a publicar un tratado
que contuviera los resultados de sus investigaciones hasta después de la muerte
de Hooke y, en efecto, su Óptica no se publicó hasta 1704. La obra
máxima de Newton, Principios matemáticos de la
filosofía natural, vería la luz mucho antes.
Newton atravesó por una crisis
paranoica de la que se ha tratado de dar diversas explicaciones, entre las que
no ha faltado, desde luego, la consistente en atribuirla a la ruptura de su
relación con el joven Fatio, relación que, por otra parte, no parece que
llevara a Newton a traspasar las férreas barreras de su código moral puritano.
Los contemporáneos de Newton popularizaron la improbable explicación de su
trastorno como consecuencia de que algunos de sus manuscritos resultaran
destruidos en un incendio; más recientemente se ha hablado de una lenta y
progresiva intoxicación derivada de sus experimentos alquímicos con mercurio y
plomo. Por fin, no pueden olvidarse como causa plausible de la depresión las
dificultades que Newton encontró para conseguir un reconocimiento público más
allá del estricto ámbito de la ciencia, reconocimiento que su soberbia exigía y
cuya ausencia no podía interpretar sino como resultado de una conspiración de
la historia.
A fines de
1701, Newton fue elegido de nuevo miembro del parlamento como representante de
su universidad, pero poco después renunció definitivamente a su cátedra y a su
condición de fellow del Trinity College, confirmando así
un alejamiento de la actividad científica que se remontaba, de hecho, a su
llegada a Londres. En 1703, tras la muerte de Hooke y cuando el final de la
reacuñación había convertido la dirección de la Casa de la Moneda en una
tranquila sinecura, Newton fue elegido presidente de la Royal Society, cargo
que conservó hasta su muerte. En 1705 se le otorgó el título de sir.
Pese
a su hipocondría, alimentada desde la infancia por su condición de niño
prematuro, Newton gozó de buena salud hasta los últimos años de su vida; a
principios de 1722 una afección renal lo tuvo seriamente enfermo durante varios
meses, y en 1724 se produjo un nuevo cólico nefrítico. En los primeros días de
marzo de 1727, el alojamiento de otro cálculo en la vejiga marcó el comienzo de
su agonía: Newton murió en la madrugada del 20 de marzo, tras haberse negado a
recibir los auxilios finales de la Iglesia, consecuente con su aborrecimiento
del dogma de la Trinidad.
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